Copa del Mundo Alemania 2006

14 junio 2006

Fußball-Fieber

No puedo más. El mundial me está agotando. Tengo que confesarme amante, no de la noche, sino de la trasnoche. No importa si salga o no, necesito dormirme una vez que el reloj superó los números primos. Una costumbre poco sana, con un margen que varía dependiendo de la manera en que me fui a la cama, para todos los que programamos la tele 9.45 para que se prenda justo cuando salen los equipos. Esto no es la gran Nalbandián, la protesta no es porque los partidos se juegan muy temprano. El problema es el ritmo avasallador que se potencia con que ese horario de comienzo mañanero. A las 9.45 se prende la tele, justo antes de los himnos, y el remoloneo reglamentario se fusiona con el primer tiempo. Igual hay que sentarse en la cama para no cabecear porque hasta ahora programaron los partidos a priori menos interesantes siempre para el primer turno. Es raro que el mundial parezca seguir la lógica del primetime. Termina el primer tiempo y a exprimir tres naranjas mientras la pava se calienta para el té. Se pispea el diario a las apuradas -¡no hay tiempo ni para eso!- y a ver el segundo tiempo mientras se desayuna. Termina el partido puntualmente al mediodía y se pierden quince minutos repasando las mejores jugadas del partido para fijarlas en la memoria aunque sea hasta la mañana siguiente cuando comience esta rutina nuevamente. De ahí rápido a la compu, a revisar emails que se amontonan y a hacer un pantallazo por los medios mundialistas a ver quiénes actualizaron. No hay tiempo para leer porque a las 12.30 ya arranca la transmisión del segundo partido. En el entretiempo un almuerzo veloz que no supere esos quince minutos – es clave no comer durante el desayuno para tener hambre justo a esa hora. Segundo tiempo. Final y mejores jugadas. Tres y algo de nuevo a la compu para leer rápido los posts en los lugares que ya se vio que actualizaron. 15.30 y los equipos otra vez precalientan en el campo de juego. Se apura la lectura y ya salen los jugadores para el tercer partido, por lo general lo más atractivo del día. Entretiempo. Corriendo a la cocina a poner la pava para el segundo medio litro de té del día. Segundo tiempo. Seis de la tarde. Final. Uno termina arruinado, sin ganas de nada. Pero igual se pierde más tiempo comentando los partidos con allegados. Cuando uno se quiere acordar ya se hace tarde para alguna otra cosa. Siempre hay algún compromiso. Que fútbol abajo de la autopista en constitu. Que básquet en Escalada. Que fútbol mixto en Palermo. Que durante el mundial siempre hay razones para salir a festejar u olvidar. La cuestión es que uno termina abatido y ya son las 4 am y hay que empezar de nuevo en unas horas. Así no hay cuerpo ni mente que aguante. Las películas que tengo que ver, los textos que tengo que leer y las notas que tengo que escribir se amontonan y veo que no llego a los deadlines. Pero sé que no voy a hacer demasiado al respecto. Odio saber que actúo como uno de los pelmazos esos de la propaganda que dice “eso que te pasa es un mundial”. Pero no tengo tiempo para cuestionármelo. Alemania y Polonia ya están en la cancha...

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